¿Cómo distribuir tu patrimonio?

La diversificación es una regla de oro de la inversión. ¿Cuál es la mejor manera de distribuir nuestros activos? Pues cuatro campos: cash, renta fija, renta variable y bienes raíces. A continuación los detalles.

En este post hablaremos sobre cómo distribuir nuestros activos (asset allocation, en inglés). La forma convencional es sencilla de entender, pues son cuatro campos familiares para casi todo el mundo: cash, renta fija, renta variable y bienes raíces.

Esta distribución no tiene por qué ser inflexible, ni tampoco existe una forma única de dividir nuestros activos dentro de los cuatro campos, pues todo depende de la estrategia de inversión de cada persona, su edad y su tolerancia al riesgo, entre otros factores.

Veamos cada uno en detalle.  

Efectivo [Cash]

Cash is king.

La liquidez de cualquier empresa o individuo se mide, principalmente por la cantidad de efectivo que posea en un momento determinado.  

En este sentido, las razones son obvias; con efectivo cubrimos nuestras necesidades básicas, parte de nuestros gustos adicionales (ocio, vacaciones), extendemos nuestras inversiones y pagamos nuestras deudas.¿Pero cuánto efectivo es recomendable tener disponible?

Dependiendo la fuente que consultemos, el monto recomendado para un fondo de emergencia es el equivalente a 6 o 12 meses de por lo menos nuestros gastos fijos. El ahorro es el paso anterior a la inversión.

Una forma de tener un buen estimado del monto de nuestro fondo de emergencia es el de calcular cuánto dinero necesitamos para gastos fijos. Por ejemplo, servicios básicos (electricidad, internet, agua, gas), renta o pago de hipoteca, transporte, alimentación, educación y salud son rubros que casi todo el mundo tendrá en su lista de gastos fijos.

Para quienes viven en países donde la moneda de curso legal no es el dólar, euro o la libra (u otra moneda fuerte), lo recomendable es tener parte del fondo de emergencia en una o algunas. A manera general, el dólar es el más fácil de adquirir en casi cualquier entidad financiera local y, además, es -todavía- la moneda de reserva de casi todos los países del mundo.

Ahora bien, acumular solamente cash nos expone a perder nuestro poder adquisitivo por causa de la inflación, pero sobre todo existe un alto costo de oportunidad, que resulta de no diversificar, de no transformar este ahorro en una inversión que multiplique nuestro capital y nos traiga retornos que no vendrán teniendo el dinero estacionado en el banco. En este punto tenemos que comenzar a distribuir nuestro cash, convirtiéndolo en activos que generen retornos en el tiempo.  

Renta Fija

La renta fija toma su nombre del tipo de retorno que genera. Estos retornos son conocidos al momento que adquirimos la inversión y -fijos-, pues no van a cambiar durante la duración del plazo de nuestra inversión. Por ejemplo, si compramos un bono, al momento de pagar por el mismo, el emisor se compromete al pago de un interés -fijo- distribuido a lo largo del plazo que dure el bono.

Además, sabemos el plazo en el que todo nuestro capital, más el interés acordado, nos serán devueltos. En este sentido, estamos haciendo un contrato de deuda, del cual somos los acreedores y tenemos las condiciones pactadas al comienzo del plazo.

Así, una gran parte de bonos van pagando intereses cada seis meses y terminan devolviendo el capital que nos adeudan al final del plazo (madurez del bono). Con las inversiones en renta fija podemos calcular exactamente cuál será el retorno de nuestra inversión y cuándo lo tendremos.

Los bonos y los depósitos a plazo fijo son dos ejemplos de inversiones que pertenecen a este grupo. Los primeros nos ofrecen mayores opciones e incluso facilidad de liquidarlos a nuestra discreción, mientras que si tenemos depósitos a plazo fijo, el banco impide el acceso a nuestro capital durante el plazo establecido (es parte del trato).

Tengamos presente que nuestra cuenta de broker es mucho más beneficiosa que nuestra cuenta de banco.

La renta fija es una buena opción para bajar el riesgo de cualquier portafolio y es atractivo para personas que no toleran grandes volatilidades en su estrategia (precios subiendo y bajando mucho en poco tiempo) , por ejemplo jubilados.

Pensemos en los bonos. El único riesgo que corremos al invertir en estos es que el emisor se declare en default y, por tanto, no pueda cumplir sus obligaciones con los acreedores. ¿Cómo disminuir este riesgo? La forma más sencilla es mirar la califiación del emisor del bono que estamos adquiriendo. Así, los bonos AAA son los más seguros y al otro extremo están los bonos chatarra (Junk Bonds) con una calificación abajo de BB (usando el estandar SP and Fitch como referencia).

Más riesgo, más recompensa. Por ejemplo: Vamos a correr mucho menos riesgo comprando bonos emitidos por General Electric que aquellos emitidos por una startup que apenas comienza. Para quienes quieran simplificar todavía más su inversión en renta fija, se recomienda los fondos ETF con un portafolio exclusivo de bonos, en cualquiera de las categorías disponibles en el mercado.

El año pasado hice un video dando ejemplos de estos ETFs. Aquí el video.

Los intrumentos de renta fija son activos de bajo riesgo, por lo que sus retornos son también bajos, comparados con los que podemos obtener con la renta variable.

Renta variable

El sector más popular y en el que casi todo el mundo tiene inversiones. También es el más grande, en capitalización, en oportunidades y en opciones para escoger, es decir, nos ofrece una amplia gama de exposición al riesgo, de la cual podemos escoger la que mejor convenga, de acuerdo a nuestra tolerancia y estrategia.

La renta, los retornos que generan estos activos son variables y, por tanto, no se pueden predecir, aunque sí estimar con mayor o menor facilidad. Pensemos en los retornos futuros de Coca Cola, Disney, MacDonalds, Google, Amazon, versus los de Peloton, Zoom, Netflix. ¿Cuáles se pueden estimar hoy, con mayor confianza en el futuro?

A diferencia de la renta fija, el riesgo al que nos exponemos cuando tenemos activos de renta variable (acciones de empresas) depende del mercado en general, del sector en el que invertimos y de la empresa como tal. Por ejemplo, si hay una recesión global, casi todo el mercado va a caer, lo que significa que el precio de nuestras acciones bajará. Así mismo, si un sector particular, por ejemplo el de la tecnología decrece, nuestras acciones en dicho sector también lo harán.

En este sentido, luego de cualquier crisis, unas empresas se recuperarán más rápido que otras. Esto es importante de considerar al momento de planificar cuándo vender. Dicho esto, los potenciales retornos que vamos a tener en renta variable son mucho más altos a los que podríamos tener en cualquier otro tipo de activos. Ahí radica el atractivo y los incentivos para agregarlos a nuestros portafolios.

Al mismo tiempo, varias empresas, además de generarnos retornos, nos pagan dividendos, incrementado así nuestro efectivo (más liquidez, más opciones de inversión).

Dentro de este gran universo de opciones de renta fija, se puede y se debe diversificar, porque disminuimos así nuestro riesgo.

Finalmente, como lo he explicado en posts anteriores, otra estrategia para asegurar retornos y bajar el riesgo es la de invertir a largo plazo y en empresas consolidadas (finanzas saludables, presencia fuerte). Un ejemplo que me gusta mucho, los fondos ETF indexados a los indicadores estándar (Dow Jones, Nasdaq, SP500), puede agregar ese valor a nuestros portafolios a largo plazo.  

Bienes raíces [Real Estate]

Aunque este sector es familiar para casi cualquier persona (incluso quienes no invierten en bolsa), las opciones adicionales que existen para invertir en el mismo no son igual de conocidas.

Resulta lógico pensar en casas, departamentos y oficinas cuando hablamos de bienes raíces, por ende, será obvio concluir que la cantidad de capital necesaria para entrar en este sector será mucha más alta que la que necesitamos para comprar cualquier acción de casi cualquier empresa. Ahora bien, para poder adquirir un bien, además de necesitar del capital monetario (probablemente acceso a crédito), tenemos que considerar el entorno legal del lugar donde vamos a adquirir dichos bienes. Por ejemplo, si las leyes locales no protegen la propiedad privada o no amparan a los dueños del inmueble en el caso de incumplimiento del contrato por parte de los arrendatarios, los incentivos para invertir en este sector son menores, pues el riesgo de invertir aumenta.

Incluso en países con un entorno amigable para el potencial propietario de un bien inmueble, factores como costos de mantenimiento, negociaciones con terceros, impuestos a la propiedad y otros costos asociados con dichos bienes hacen menos atractiva esta inversión.

No obstante, las opciones para entrar en el sector de bienes raíces no se limitan a la adquisición física del bien, ya que las oportunidades se multiplican cuando ponemos atención a lo que la bolsa de valores nos ofrece en este sector. Al mismo tiempo, las posibilidades de inversión se expanden a decenas de industrias dentro de este sector, en las cuales sería muy difícil entrar por el método convencional de la compra de inmuebles.

Por ejemplo, centros comerciales (shopping malls), hoteles, hospitales, resorts, complejos de logística y almacenaje, y un largo etcétera. Todas estas industrias son accesibles para cualquier inversionista mediante la compra de acciones en bolsa de valores.

Hace unas semanas hice un video con uno de tantos ejemplos, Realty Income (O), para invertir en bienes raíces. Para quienes buscan la sencillez para invertir en este sector, el ETF de Vanguard VNQ (Vanguard Real Estate Index Fund ETF) es una buena alternativa. Así mismo, quienes quieran profundizar, pueden estudiar cada empresa del portafolio del mismo fondo e invertir en acciones individuales.

Para buscar inversiones similares en bolsa, recordemos siempre el acrónimo REIT (Real Estate Investment Trust).Aquí el video que hice sobre REITs y O.  

¿Cuánto de cada uno?

Por fortuna, las combinaciones son infinitas, pues dependen de cada individuo. Por ejemplo, un inversionista joven puede tener concentrado 60% de su patrimonio en renta variable y bienes raíces, 30% en renta fija y 10% en cash. En contraste, una persona con alta aversión al riesgo, tendrá su mayor parte en renta fija y bienes raíces, con lo que se protege de volatilidades.

No importa la combinación, lo ideal es llegar a tener nuestros activos distribuidos en los cuatro sectores, en la proporción que nos dé tranquilidad.

Incluso dentro de un mismo sector, por ejemplo renta variable, se puede tener una gran diversificación, lo que significa varios niveles de riesgo. No es lo mismo un portafolio con acciones de Apple, Tesla y Amazon versus otro que tenga Coca Cola, Starbucks y Disney.

La importancia de estudiar antes de invertir no debe ser jamás subestimada.

No olvidemos otra máxima de la inversión: Si queremos más recompensa, tendremos que correr más riesgo.

Un abrazo desde Houston,

Omar