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Analfabetismo financiero
¿Pasarías este test de cuatro preguntas sobre finanzas básicas?

Históricamente, el término “alfabetismo”, en castellano, se ha referido siempre al conocimiento básico de la lectura y la escritura.
Para quienes nunca lo padecimos, es díficil imaginar la frustración que sufrían quienes no podían leer ni escribir, en un mundo donde la escritura ha sido uno de los medios más usados para comunicarnos desde que se inventó y cuya utilidad se ha sostenido en el tiempo. Pensemos en cualquier red social hoy. Hasta aquellas cuyo modelo es audiovisual tienen secciones con comentarios escritos.
Por fortuna, la cantidad de analfabetos (gente que no sabe leer ni escribir) al día de hoy es nula en términos prácticos. En consecuencia, este ya no es un indicador de progreso como lo fue durante casi todo el siglo pasado.
¿Qué indicadores similares definen el grado de avance de una sociedad en nuestra época?
Para contestar esta pregunta pensemos en los factores que hacen a las sociedades más prósperas. De esta manera, concordaremos que el nivel de las exigencias sube conforme vamos desarrollando nuevas tecnologías.
Así como evolucionan las sociedades, así tienen que evolucionar los indicadores que usamos para entender el grado de dicha evolución de manera objetiva y universal (para poder comparar varios grupos entre sí).
Por ejemplo, una vez que el analfabetismo (entendido en su contexto original) se había erradicado y el Internet se comenzaba a masificar, era común encontrar cursos para aprender a utilizar la red, el correo eléctronico, chats virtuales, etc. Estas eran habilidades escasas y podían usarse como uno de los indicadores de progreso para la época: un nuevo índice de alfabetismo.
Hoy, al igual que con la habilidad de leer y escribir, casi cualquier persona en el mundo sabe usar el Internet y lo que ha venido derivándose de esta red. En otras palabras, el índice de alfabetismo digital (por llamarlo de alguna manera) es bastante alto.
“Literacy”
Aunque una simple búsqueda en Google usando las palabras “analfabetismo financiero” nos da resultados relacionados con este tema, la mejor información la obtenemos cuando hacemos nuestra búsqueda con términos en inglés.
“Literacy”, el término en inglés para “alfabetismo”, se ha extendido a otros campos, guardando siempre el mismo contexto. Por ejemplo, “computer literacy” se refiere a cuánto conocimiento tiene una persona sobre computadoras y tecnología relacionada a este campo.
Así mismo, “financial literacy” nos indica el nivel de conocimiento financiero que puede llegar a tener una persona. Generalmente se usa para señalar a quienes cuentan con un nivel básico. El equivalente a “saber leer y escribir” en nuestro siglo. En contraste, una persona que no llega a este estándar mínimo, es un “analfabeto financiero” (financially iliterate en inglés).
De esta manera, cuando investigué en la red, el estudio más citado que encontré es el “S&P Global FinLit Survey”, un trabajo investigativo donde se entrevistó a 150,000 adultos de 142 países para establecer su nivel de conocimiento financiero básico (“financial literacy”).
Este estudio reveló una realidad muy incómoda: A nivel global, solo 1 de cada 3 adultos cumplen con el criterio establecido por el estudio para considerarlos albafetizados (desde el punto de vista financiero) (“financially literate” en inglés).
Usemos la otra porción del pastel para entender mejor el tamaño de la realidad: 67% de los adultos entrevistados (142 países es una muestra importante) son analfabetos financieros.

Y si pensamos que las preguntas hechas a todos los participantes contenían complejos temas financieros, nos equivocamos.
De hecho, la fortaleza del reporte radica en su simpleza. Y esa es la razón principal por la que decidí usarlo como referencia para este post.
Los temas ecogidos para establecer “analfabetismo financiero” fueron cuatro: riesgo (diversificación), inflación, interés simple e interés compuesto.
De esta manera, la encuesta contaba con cuatro preguntas, una por cada tema. El entrevistado debía escoger la respuesta correcta entre varias opciones.
Por ejemplo, la pregunta relacionada con riesgo (diversificación) decía lo siguiente: “Imagina que tienes algo de dinero. ¿Es más seguro invertirlo en un solo negocio o inversión, o repartirlo entre varios?”
Las opciones de respuestas: 1) Un negocio o inversión, 2) Varios negocios, 3) No sabe, 4) Se niega a contestar.
Me alegra saber que varias veces he resaltado la importancia de la diversificación en este blog, por lo que escoger la respuesta correcta (2) no representa el más mínimo problema para ninguno de los lectores frecuentes.
Las otras tres preguntas fueron:
Inflación: Imagina que en los próximos 10 años, el precio de las cosas que compras se duplica. Si tu ingreso también se duplica, ¿podrás comprar menos, lo mismo o más de lo que puedes comprar hoy?
Interés simple: Imagina que necesitas pedir prestados 100 dólares. ¿Qué cantidad es menor para devolver: 105 dólares o 100 dólares más un tres por ciento?
Interés compuesto: Imagina que depositas dinero en el banco durante dos años y el banco acuerda añadir un 15 por ciento a tu cuenta cada año. ¿Añadirá el banco más dinero a tu cuenta el segundo año que el primero, o añadirá la misma cantidad de dinero ambos años?
El entrevistado no se consideraba analfabeto financiero si contestaba por lo menos tres preguntas de manera correcta.
El resultado, como lo comenté al inicio del post, mostró que 2 de cada 3 adultos son analfabetos financieros. Además, el reporte extrapola este dato a nivel de población global, estimando que un total de 3,500 millones de adultos son analfabetos financieros.
El reporte completo lo pueden ver aquí.
Ranking de países
Entre la lista de los 142 países hay algunas sorpresas. Por ejemplo, Estados Unidos, la sede de los mercados mundiales, tiene 43% de analfabetismo financiero de acuerdo a este estudio.
En contraste, los países con menor cantidad de analfabetos financieros son Suecia, Noruega y Dinamarca, todos con 29%. Los más altos del ranking.
El peor ubicado es Yemen, con 87% de analfabetismo financiero.
Entre los países hispanoamericanos, el mejor posicionado es España (51% de analfabetismo financiero), seguido de cerca por Uruguay (55%).
El peor país de habla hispana es Nicaragua, donde el 80% de los adultos entrevistados no pasaron el criterio.
El ranking de países de habla hispana (+Brasil) que se mencionan en el estudio sigue a continuación:

Analfabetismo financiero en España y América Latina [%]. Fuente: S&P Finlit Report
Para los interesados en saber más, he extraído la lista de todos los países del estudio a esta hoja de Google Sheets.
Conclusión y retos
Saber conceptos básicos como los cuatro que constituyen la base del estudio que he analizado en este post es vital. En muchos casos puede ser la diferencia entre salir o quedarse en la pobreza.
Así mismo, estudiantes y profesionales (no financieros) que ignoren estos temas pueden tomar decisiones equivocadas y costosas desde el punto de vista financiero y a lo largo de su vida. Pensemos en toda esa gente que no sabe usar su tarjeta de crédito, o que cree que obtener un préstamo para un auto (que no va a generar capital) es una buena idea.
Pensemos en la gente que ignora que la inflación destruye el poder adquisitivo de sus ahorros. De igual manera, no olvidemos la importancia de entender la diferencia entre interés simple e interés compuesto (este último es el que siempre juega a nuestro favor cuando invertimos en bolsa, por ejemplo).
No esperemos que la información nos llegue a través de las vías tradicionales de estudio (escuelas, universidades). He visto graduados aquí, en Estados Unidos, no poder explicar conceptos financieros básicos. No los culpo, pues nunca recibieron estos temas durante su carrera.
Además, soy muy escéptico de confiar la elaboración de este y otros temas a políticos (no importa cuáles). De hecho, pensemos que quienes están decidiendo sobre temas de educación, tal vez también sean analfabetos financieros. Hay países donde la estadística de este estudio nos da certezas.
Rompamos el círculo vicioso. Imaginemos toda esa gente que no conoce estos temas vitales votando en una elección, eligiendo tal vez a políticos con perfil similar (analfabetos financieros).
Tomar el control de nuestras finanzas nos abre oportunidades que antes no podíamos ver (no conocer es como no ver).
La razón última por la que escribí este post es alentar a todos a realizar una autoevaluación del conocimiento financiero individual y luego actuar para reforzar los campos donde haya debilidades. Nadie nace con el conocimiento instalado en la cabeza.
Además, vivimos en la época donde toda la información está en nuestras manos, de manera casi literal.
Para quienes ya hemos estudiado un poco más, les propongo enseñar. Ya sea en su casa, en su lugar de trabajo, o compartiendo enlaces en redes (compartir este blog, por ejemplo). Todo suma.
Así como combatimos y eliminamos el analfabetismo original, trabajemos para erradicar el analfabetismo financiero.
Un abrazo desde Houston,
Omar
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